Viajando a Alemania

Hauptbahnhof station. Frankfurt am Main. Photo: Sara Apaza.

He dejado Lima nuevamente. Esta vez, admito me costó un poco más que antes. A veces creo que mi familia y mis amigos ya están acostumbrados a verme partir. Pero, creo que la madurez nos hace más sensibles, más humanos también, o al menos eso siento que gano con las canas que me salen.

Aunque ya no sea una jovencita de veintes, soy más bien una “señora” de treintas usando todas las cremas que puedo para que mis arrugas de «la sonrisa y del regaño» se me noten cada día menos, como si eso fuera posible, jajaja. Sigo viajando, como cuando tenía 7 años menos. Aún no cumplo una década de llevar una vida un poco errante, entre las visitas que doy a Lima y los intentos de migración que llevamos con mi esposo, pero ya puedo decir que me estoy graduando en millas.

¿Graduarse en millas? ¿Y eso qué? ¡Vaya inestabilidad! Ni casa, ni auto, ni hijos y se te va a pasar el tren. Pues que se me pase. Si hay algo que las terapias me han ayudado a aceptar es mi propio devenir. Acepto quien fui, quien soy y quien quiero ser. Y siempre quise ser una ciudadana del mundo, por eso sigo viajando. No solo por mi esposo y nuestros planes de buscar un lugar donde crecer juntos, sino por mi también, porque mi exploración no está completa y no lo estará hasta que yo misma sienta eso.

Y vaya que sueño con comprarme una casita rodante y tener muchos perros. Le he preguntado a mi marido qué piensa y me dice que no quiere tantos perros, :D. Iré trabajando en eso para convencerle.

Adoptar perros será mi forma de agradecerles por haberme devuelto las ganas de explorar y sentir el mundo como lo hacen ellos. Sin miedo y con amor. Es gracioso porque escribo esto y pienso en mi Lilo en casa y se me salen las lágrimas, no lo puedo evitar.

Quisiera que el mundo fuera más perri-gati-animal-amigable porque es un poco complicado andarse moviendo por el mundo sin que le acepten a uno las mascotas en los pisos que alquila. Aunque ya de por sí, los humanos lo tenemos bastante difícil con esto de los pasaportes.

Volviendo al tema del viaje que es el motivo de este post. Quisiera decirles que estoy super lista para el máster y para hablar mi alemán (masticado), pero creo que uno nunca está 100% listo.

Mi itinerario de viaje dura unas 18 horas y en este momento estoy haciendo escala en Madrid por algunas horas. Tiempo perfecto para llenar este diario con algunas líneas.

El primer vuelo ha sido sumamente tranquilo y rápido. No sentí las casi 11 horas de vuelo gracias a varios filmes que llamaron mi atención, entre ellos Rocketman,- ¡qué increíble está esa película!-.

¿Qué haré en Frankfurt? Pues aún no he marcado mi agenda con actividades fijas para cada día. Quizás pueda ver a amigos o amigos de amigos hasta que comiencen mis clases del máster.  Aún no sé qué esperar de esta nueva temporada…

Había pensado en cambiar el nombre del blog o cerrarlo puesto que creía que ya no podía seguir escribiendo publicaciones con este tipo de contenidos, pero mi alma trotamundos ha sobrevivido a las tormentas emocionales y a mi pereza.

Prometo volver con otro post para contarles cómo pueden seguir viajando de otras formas, no solo como fotógrafos de crucero sino como au pairs o estudiantes de bachiller o de máster o una carrera técnica – Ausbildung. Ya les contaré cómo van mis primeros días y encuentros en Alemania.

¡Hasta entonces, gitanillxs!

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